Tanatología y duelo: cómo sanar la culpa y el enojo tras una pérdida
Karen Bejar & Susan Dorembaum
October 2, 2025
Entrevista de la Tanatóloga Karen Bejar a Tanatóloga Susan Dorembaum
Cuando atravesamos la pérdida de un ser querido, el dolor no siempre se manifiesta con lágrimas o silencio. A veces, el duelo se vive desde el enojo, la impotencia o la culpa. La tanatología, como disciplina que acompaña en los procesos de duelo, nos ayuda a entender que estas emociones no son equivocadas: son parte del amor y del vínculo que tuvimos con la persona que partió.
¿Qué es la tanatología y cómo ayuda en el duelo?
La tanatología es el acompañamiento profesional y humano que busca dar herramientas a las personas que enfrentan una pérdida. Un tanatólogo no elimina el dolor, pero ayuda a transitarlo de una forma más consciente, evitando que la persona quede atrapada en sentimientos como la culpa o el enojo. El duelo no es lineal. Cada persona lo vive a su manera y con sus propios tiempos. Lo importante es reconocer que sentir enojo o culpa en el duelo no es un fallo, sino parte de la experiencia humana de amar y perder.
Culpa y enojo: emociones frecuentes en el proceso de duelo
¿Por qué sentimos culpa al perder a alguien?
Es común que tras la muerte surjan pensamientos como “¿por qué no estuve ahí?” o “¿pude haber hecho algo más?”. La culpa aparece porque creemos que pudimos haber cambiado el desenlace, aunque en realidad no estaba en nuestras manos. Reconocer que hicimos lo mejor posible nos permite aliviar ese peso.
El enojo como reflejo de la impotencia
El enojo durante el duelo es, en el fondo, una expresión de impotencia. Reaccionamos con frustración ante una situación irreversible. Entenderlo ayuda a canalizarlo de manera más sana y a no dirigirlo hacia nosotros mismos ni hacia la persona que partió.
Tanatología y herramientas para sanar el duelo
Un tanatólogo acompaña a la persona en duelo a identificar de dónde vienen la culpa y el enojo, y a transformarlos en aprendizajes que permitan seguir adelante. Algunas de las recomendaciones más frecuentes son:
Aceptar las emociones: no juzgarse por sentir enojo, tristeza o culpa.
Cerrar asuntos pendientes: resolver conflictos, expresar amor y perdonar en vida.
Buscar apoyo profesional: la tanatología en el duelo ofrece un espacio seguro para hablar y sanar.
Honrar la memoria: recordar a la persona con gratitud, sin quedarse atrapado en el dolor.
El duelo no se supera, se transforma
Uno de los grandes aprendizajes de la tanatología es entender que el duelo no desaparece: se transforma. La ausencia sigue doliendo, pero con el tiempo ese dolor puede convertirse en un recuerdo que honra la vida compartida. No se trata de olvidar, sino de aprender a vivir con lo que queda.
Conclusión: vivir en paz hoy para aliviar el duelo mañana
La tanatología nos enseña que dejar todo en orden —emocional y legal— puede dar tranquilidad a quienes se quedan. Hablar, perdonar y organizar en vida es un acto de amor que reduce culpas futuras y permite que el duelo sea más llevadero. Sentir enojo o culpa en el duelo no significa debilidad. Significa que amamos profundamente. Y cuando buscamos acompañamiento tanatológico, comprendemos que sanar no es olvidar, sino honrar y continuar con paz.
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